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sábado, 16 de mayo de 2015

Ella me invitó a bailar...y yo bailé

Aún recuerdo su figura, inerte, perpetua y  sin sentido,
su vestido, su silueta y su insinuación al más allá con simples movimientos de cabeza.
Aún recuerdo como dancé con ella durante mucho tiempo, tanto que ni siquiera recuerdo cuanto, pero no importa ella era de azúcar y yo de hiel.
Nunca me engañó, siempre supe cuando acabaría el baile, en que canción, en que tono o en que nota,
además siempre estaba el principio, un principio en el que ella me invitó a bailar y en el que yo no supe... no dije no... y bailé...bailé durante noches sin motivo o con él, pero bailé.
No era la más guapa, pero era divertida y me invitó a bailar,
no era lo que yo quería ni siquiera tocaban la música que me gustaba pero aún y así bailé con ella, pensaba que debía ser cordial y que ella se cansaría.
Su cabello se movía al ritmo de la danza,  bucles enredados en mis sesos, una cadera que me incitaba a la lujuria y unos labios que me enloquecían, me anulaban el juicio y a su vez el sentido.
Pude mirar hacia sus pies y entender su propósito, no tenía, se sostenía del aliento, del suspiro, del anhelo de los demás, del desencanto del sueño de los miserables.
Pude comprobar como detrás de un baile solo existía la locura, lo inexistente, la tentación desviada y la inhalación de un orgasmo.

Nunca te olvidaré, pero cada día mi querida amiga ten por supuesto que no es pequeño mi esfuerzo por hacerlo...algún día , algún día, algún día.