yo nací en la plenitud,
y tú en la decadencia,
en el otro lado, en el sin retorno.
No hables si no dejas de ser un nadie,
un sin techo, un sin lugar.
No hay queja!
hasta que no te bauticen
y dejes de ser un número.
No hay queja!
si tú no fuiste a la escuela,
y no te enseñaron modales
más los de la vara y el puñal.
No hay queja!
si no tienes una cara
solo rodillas que doblar y arrastrar.
Que importa en lo que creas,
si tu creencia es mi poder
y mi religión tu sumisión.
No hay queja!!
no importa tu ropa o tus hijos,
ni tu voz aunque se alce,
yo siempre estaré,
y tú solo seras
legado de los tuyos
y alimento de los míos.
No hay queja!
tus huesos llevan los puñales,
los disparos al hambre,
que visten de carne mi esqueleto
y de placer mi aliento.
No hay queja!
Por cada uno de sus nombres mi aliento y mi esperanza...mi escrito para que se levanten.